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Mediante el movimiento recuperamos el control

Actualizado: 14 sept 2023

Autor: Mario Rodriguez Rodriguez


"No hay nada más inspirador en este mundo que ver a un alma vencer la adversidad".


La complejidad de la mente humana ha alcanzado un nivel de desarroyo en el que ya no necesitamos luchar para satisfacer nuestras necesidades más básicas; en los tiempos modernos, podemos recibir comida a domicilio, no necesitamos buscar un refugio cálido, ni defendernos de los depredadores, podemos tener un mundo sin adversidades significativas. El movimiento continuo para sobrevivir a las adversidades y los peligros permitió al Homo sapiens alcanzar tal grado de desarrollo cognitivo.


Gracias al movimiento y la actividad física continuos, hemos conseguido fuentes de energía mucho más nutritivas, hábitats confortables y la capacidad de colonizar nuevas tierras. Nuestros cuerpos evolucionaron para un movimiento eficiente y una capacidad locomotora superior, lo que nos permite ser uno de los pocos animales capaces de cansar a sus presas durante la caza. Las antiguas civilizaciones recorrían miles de kilómetros a pie para conquistar, colonizar y explorar nuevos territorios. El movimiento en forma de actividad física y la evolución son interdependientes. Estamos hechos para ser activos, y también lo está nuestro cerebro. Muchos de los problemas de salud mental actuales están causados por la inactividad física, que da lugar a comportamientos de pensamiento en bucle (estamos quietos dando vueltas a nuestra mente).


La mente humana ha evolucionado hasta el punto de que existe un choque entre comportamientos primitivos mezclados con patrones de pensamiento complejos. Constantemente intentamos resolver problemas que no podemos resolver; sin embargo, no nos damos cuenta de que se trata de un mecanismo antiguo que intenta protegernos. Esta amenaza no se aplica a la mayoría de las situaciones del mundo moderno. La ansiedad y el miedo son respuestas naturales, primitivas y necesarias del cerebro ante amenazas potenciales que nos ayudan a sobrevivir. Sin embargo, estas respuestas pueden ser menos específicas en la vida contemporánea, donde quizá no tengamos que preocuparnos por escapar de peligros físicos como un tigre. Las sociedades modernas ofrecen una vida cómoda que nos deja abundante tiempo libre, que a menudo dedicamos a pensar y preocuparnos en exceso. Tendemos a sentirnos ansiosos por el futuro y deprimidos por el pasado. Como dijo una vez el ilustre Charlie Chaplin, "tendemos a pensar demasiado y a sentir demasiado poco".


Cuando estamos quietos, nuestra mente nos domina; cuando nos movemos, recuperamos el control. Rich Roll (atleta de ultraendurance y defensor del bienestar y la nutrición) dijo que "el estado de ánimo sigue a la acción"; en otras palabras, es nuestra actitud hacia un objetivo la que nos pone en el proceso de alcanzarlo. Cuando estás activo, estás en el proceso, ganas perspectiva, y entonces es mucho más fácil desprenderse de pensamientos negativos. Los grandes líderes han utilizado esta práctica del ejercicio a lo largo de la historia. El estoicismo, escuela filosófica de la que bebe la psicología moderna, cree en el autocontrol y el desapego de las emociones negativas. Los estoicos eran conocidos por la rigurosa disciplina del entrenamiento. Grandes líderes, científicos y artistas reconocían el poder del movimiento y el ejercicio y dedicaban tiempo a esta práctica. Esto les permitía tener una perspectiva más amplia, centrándose más en sus objetivos y en las cosas que realmente importan.


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